martes, 30 de octubre de 2007

Fósforo




Un fósforo, también denominado cerilla, es un utensilio fungible, consistente en una varilla en uno de cuyos extremos (la cabeza de la cerilla) hay una gota de fósforo, que se enciende si se frota contra una superficie adecuada como lija.
Generalmente los hay de dos tipos: Integral y de seguridad. Integral es aquel que enciende por fricción en cualquier sitio; el de seguridad sólo enciende en su rascador. También se pueden clasificar por el tipo de material que este construido el vástago, ya sea madera, papel o papel con cera.
El principio de encendido es el añadir energía para generar una reacción controlada de oxidación-reducción y prender un combustible.



Fósforos de seguridad
Los fósforos de seguridad fueron un invento del sueco Gustaf Erik Pasch en 1844 y fueron mejorados por John Edvard Lundström una década después. La seguridad viene dada por la sustitución del fósforo blanco por fósforo rojo, y por la separación de los ingredientes: la cabeza de la cerilla se compone de sulfuro de antimonio y clorato de potasio, mientras la superficie sobre la que se frota es de cristal molido y fósforo rojo. En el momento de frotar ambas, debido al calor de la fricción parte del fósforo rojo se convierte en fósforo blanco, éste se prende, y comienza la combustión de la cerilla



Fósforos integrales
Dos químicos franceses, Savene and Cahen, patentaron en 1898 una cerilla a base de sesquisulfuro de fósforo, en lugar de fósforo puro, y clorato de potasio. Ésta era capaz de encenderse frotándola contra cualquier superficie rugosa, no era explosiva ni tóxica. En 1899, Albright and Wilson desarrollaron un método seguro de fabricar cantidades industriales de sesquisulfuro de fósforo, y empezaron a venderlo a los grandes fabricantes

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